Los night-clubs eran los puntos de encuentro donde se cenaba, se pasaban grandes momentos y se bailaba a ritmo de jazz, swing, lindy hop o rumba caribeña.
La década de los 30 estuvo marcada por las nefastas consecuencias de la Gran Depresión y la sociedad neoyorkina encontró en las pistas de baile el lugar perfecto para olvidar la difícil situación que estaban viviendo. Los night-clubs eran los puntos de encuentro donde se cenaba, se pasaban grandes momentos y se bailaba a ritmo de jazz, swing, lindy hop o rumba caribeña. Entre los grandes clubs de la época destacan el Cotton Club, el Morocco o el Stork, frecuentados por la alta sociedad neoyorkina, políticos y celebridades. Entre la colonia latina y española que por entonces residía en Nueva York, fueron muy populares, entre otros, La Fiesta, El Patio, El Toreador, Marta’s o El Havana-Madrid. Pero quizás el más representativo fue El Chico, uno de los escenarios de Las hijas del Capitán. Fue fundado por Benito Collada, natural de Avilés, Asturias, un hombre viajado, entusiasta y lleno de vida. El Chico fue la auténtica España trasplantada en el Village. Allí sonaron ritmos flamencos, rumbas, tangos y un amplio repertorio de estilos hispanos al gusto de los tiempos.
Vuelve María Dueñas con una historia inolvidable.
Tres hermanas, dos mundos, una ciudad.
